El 13 de octubre de 2016 la Diputación Foral de Bizkaia dio a conocer la existencia de una pared con grabados excepcionales de la fauna prehistórica en la cueva de Armintxe, dentro del actual casco urbano de Lekeitio (Bizkaia). Las representaciones fueron realizadas hace unos 14.000 años mediante micro desconches que hacen que las figuras se vean perfectamente. Hasta el momento, hay contabilizados 18 caballos, 5 cabras, 2 bisontes, al menos 2 leones y 4 cuadrúpedos indeterminados. Estas son las primeras representaciones de leones encontradas en las cuevas de la Cornisa Cantábrica. Y el 26 de octubre de 2016 se publicó en la revista PLos ONE el artículo "Under the skin of a lion: unique evidence of Upper Paleolithic exploitation an use of Cave Lion (Panthera spelaea) from the Lower Gallery of La Garma (Spain)", en el municipio de Ribamontán al Monte (Cantabria), donde se da noticia del descubrimiento de 9 garras de león de hace 16.000 años según los análisis con C14. Según su autora principal, Marian Cueto, "humanos y leones eran competencia en frágil equilibrio, pero este se rompió durante el Paleolítico Superior, cuando la población humana se incrementó progresivamente, lo que aumentó la presión sobre la población de leones, que seguramente salieron perjudicados con el cambio." Los restos encontrados forman parte de la piel de un solo león extendida sobre una de las cabañas, a modo de cobertura.
El León europeo (Panthera leo europaea) vivió en la región Cantábrica hasta hace 8.500 años y el hombre prehistórico del Magdaleniense y del Aziliense convivió con este gran depredador. En el Pleistoceno Superior en Europa vivieron dos leones: el León europeo y el León de las cavernas (Panthera spelaea), de mayor tamaño. Según la Figura 1 del artículo de Jesús Altuna "Asociaciones de macromamíferos del Pleistoceno Superior en el Pirineo Occidental y el Cantábrico", publicado en "The late quaternary in the Western Pyrenean Region", editado por Alejandro Cearreta (gracias Alex), Félix M. Ugarte y la Universidad del País Vasco, el León de las cavernas se extinguió en el Würm antiguo, mientras que el León europeo a comienzos del Holoceno. En realidad, los leones modernos (Panthera leo) serían descendientes del León de las cavernas, según el artículo "Revealing the maternal demographic history of Panthera leo using ancient DNA and a spatially explicit genealogical analysis", publicado en el año 2014 en la revista BMC Evolutionary Biology. Según este artículo, el león europeo llegó desde África a Europa hace unos 21.000 años. Todos los restos europeos de leones más antiguos serían de león de las cavernas, que se habría extinguido hace unos 12.500 años. En el período entre hace 21.000 y 12.500 años en Europa vivieron dos especies de leones: el león europeo, subespecie formada en Europa a partir de animales llegados de África y los descendientes de su ancestro, el león de las cavernas. A partir de entonces en Europa siguió habitando el León europeo, hasta su extinción hace unos 2.000 años. El León de las cavernas recibe su nombre común por el hecho de que grandes cantidades de sus restos han sido hallados en cavernas, pero es dudoso que haya vivido en ellas.
En la región Cantábrica hay unos pocos restos atribuidos al León de las cavernas, hallados en Asturias, Cantabria, Álava (en la cercana cueva de Mairuelegorreta) y Gipuzkoa. La mayoría de los restos hallados en esta región son de León europeo, encontrados en Asturias, Cantabria, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra. Los restos más recientes de todo el Cantábrico son los hallados en la cueva de La Riera, Posada de Llanes (Asturias) en el Aziliense y que tendrían una antigüedad de unos 8.500 años, dados a conocer en el año 1986 por Jesús Altuna en "The Mammalian faunas from the prehistoric site of La Riera" de la publicación "La Riera Cave. Stone age hunter gatherer adaptations in Northern Spain", editada por Arizona State University.
El León europeo es la subespecie extinta que vivió en el continente europeo hasta tiempos históricos, caracterizado por una melena corta y restringida al cuello. Se distingue del León de las cavernas porque este era mayor y carecía de melena, según las representaciones del arte rupestre prehistórico. El historiador griego Heródoto (484-425 a. C.) registró la presencia del León europeo en el norte de Grecia y Aristóteles (384-322 a. C.) dejó escrito que las cacerías de leones eran cotidianas y practicadas tanto por nobles como por plebeyos. Los leones mataron varios de los dromedarios de carga que llevaba Jerjes (519-465 a. C.), rey del Imperio Persa, en su avance a través de Macedonia en el año 480 a. C. El León europeo carecía de melenas abdominales y laterales, lo que le distingue del León asiático (Panthera leo persica), subespecie de la que en el año 2010 sobrevivían unos 411 ejemplares en estado silvestre en el Bosque de Gir (India). En la fotografía, del 8 de agosto de 2011, un león funerario esculpido en mármol hacia el año 350 a. C., de Glyphada (Grecia), conservado en el Museo de Louvre, París.
El León norteafricano (Panthera leo leo) vivió en el norte de África, desde el Sahara hasta el norte de Etiopía. Fue un animal sagrado para los egipcios: la diosa Sekhmet. Por su fortaleza y ferocidad también fue reverenciado por otros pueblos del norte de África, pero ninguno le dio tanta importancia como los romanos, que los importaron durante siglos para usarlos en sangrientos combates circenses contra otros animales o personas (gladiadores, prisioneros y condenados). La posesión de leones se convirtió en un símbolo de poder y Julio César (100-44 a. C.) llegó a tener 600 leones norteafricanos y Pompeyo (106-48 a. C.) unos 400. El uso de armas de fuego por parte de los pastores y las administraciones aceleró su exterminio hacia el año 1700 en Libia, en 1891 en Túnez y en 1893 en Argelia. Reducido a algunas zonas de Marruecos, de ahí el nombre de León del Atlas o de Berbería, se capturaron algunos ejemplares que se recluyeron en diversos zoológicos, antes de su extinción oficial en estado salvaje en el año 1922, aunque hubo observaciones no confirmadas hasta el año 1942. Muchos de los ejemplares recluidos en zoológicos son el resultado de cruces con leones de otras subespecies, aunque en el Zoológico de Rabat se conservan 35 ejemplares procedentes de una manada de ejemplares puros, recluida por la casa real marroquí en 1922, año de la extinción oficial del León norteafricano en estado salvaje. En la fotografía, del 8 de agosto de 2011, un León norteafricano en un panel de ladrillo vidriado de Babilonia (Iraq), elaborado durante el reinado de Nabucodonosor II (604-562 a. C.) y conservado en el Museo del Louvre, París. Este panel representa un León norteafricano, caracterizado por la presencia de pelos largos en el abdomen.
Hembra de León africano (Panthera leo subsp. krugeri). Tomé esta fotografía el 1 de agosto de 2016 en el Parque Nacional Kruger (Sudáfrica).
Según los recientes análisis del genoma que realizaron los autores del artículo "Revealing the maternal demographic history of Panthera leo using ancient DNA and a apatially explicit genealogical analysis", publicado en el año 2014 en la revista BMC Evolutionary Biology, los leones que sobreviven en la India (Panthera leo subsp. persica) son, con diferencia entre los supervivientes, los más emparentados con los extintos leones norteaficanos (Panthera leo subsp. leo) y, lógicamente, también con los también extintos leones europeos (Panthera leo subsp. europaea). Tomé esta fotografía de un León (Panthera leo subsp. krugeri) macho en el Parque Nacional Kruger (Sudáfrica) el 3 de agosto de 2016.
Ese mismo león.
Macho joven de León africano (Panthera leo subsp. krugeri). Tomé esta fotografía el 3 de agosto de 2016 en el Parque Nacional Kruger (Sudáfrica).
Ese mismo león.
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