El 12 de julio de 2020 fui a ver cómo les iba a los pollos de la pareja de Oropéndola europea (Oriolus oriolus) que ha nidificado en una pequeña plantación de chopos en las afueras de la ciudad de Orduña (Bizkaia). Tras esperar dentro del coche para no molestar el macho ha llegado hasta un punto a unos 8 metros de mi y le he hecho esta fotografía. Luego ha vuelto al mismo punto con comida en el pico, por lo que he concluido que debía haber un pollo volandero en el suelo. He abierto la ventanilla del coche y al cabo de un rato he visto que se movía la vegetación a nivel del suelo, como puede verse en la siguiente grabación.
He esperado un par de minutos para ver si se desenredaba por sí solo, pero al final he intervenido (cosa que habitualmente evito hacer porque pienso que la Naturaleza debe seguir su camino) y lo he desenredado, le he tomado unas fotografías y este vídeo y lo he liberado en el mismo sitio donde se encontraba.
El pollo estaba gordo y era muy vigoroso, pero no sé cómo, había quedado muy enredado entre los tallos de zarzamora (Rubus ulmifolius) y lúpulo (Humulus lupulus).
El pollo volandero luchaba por escapar.
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