El Pico menor (Dryobates minor) es un pícido que pasa muy desapercibido por ser pequeño y utilizar habitualmente las ramas más altas de árboles de gran porte. La mayoría de las veces la única manera de detectarlo es mediante la escucha de su característico reclamo o sus tamborileos, principalmente al inicio de la época de cría, entre los meses de febrero y mayo.
Varios miembros de la Sociedad Ornitológica Lanius llevaron a cabo un estudio de la especie mediante uso de reclamos durante el invierno y la primavera del año 1994, obteniendo un total de 33 contactos sobre un total de 205 escuchas. Como resultado, Gorka Artíguez y Javier Franco en el año 1997 publicaron el artículo "Primeros datos sobre la distribución y tamaño de población del Pico menor (Dencrocopos minor). Bizkaia (N de España)" en las Actas de las XII Jornadas Ornitológicas Españolas, el número estimado de parejas reproductoras en Bizkaia era de 90-110. En cuanto a la selección del hábitat, prefirieron choperas, robledales, alisedas y bosques mixtos de porte elevado, con árboles viejos y muertos donde abundan sus presas. No apareció en hayedos, encinares ni castañares (ningún contacto sobre un total de 8 escuchas). Es un pícido de bosques de frondosas a baja altitud, ya los mayores porcentajes de presencia los hallaron a una altitud de entre 150 y 300 metros, y estuvo ausente en altitudes superiores a 300 metros (ningún contacto sobre un total de 7 escuchas).
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