El marojo (Quercus pyrenaica), ametza en euskera, forma extensos bosques en las solanas de las montañas silíceas del País Vasco sobres suelos arenosos. En Sierra Sálvada es escaso y solo aparece en algunas laderas orientadas al norte, acidificadas por el lavado de los iones de calcio por el agua de lluvia. Tomé esta fotografía el 1 de septiembre de 2005.
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