La encina (Quercus ilex subsp. ilex) de Artziniega, árbol sagrado de los celtas como el tejo (Taxus baccata), está incluida en la declaración de "Árboles Singulares en la Comunidad Autónoma del País Vasco" desde el año 1995. Como en el caso de otros árboles sagrados, durante la cristianización se hicieron coincidir los lugares donde se ubican con supuestas apariciones de vírgenes o, directamente, se construyeron iglesias o ermitas junto a ellos. Según cuenta la leyenda, la Virgen se apareció milagrosamente sobre la encina a una pastorcilla. Otra versión cuenta que una pastorcilla encontró la imagen de la Virgen con el Niño en un hueco de la encina.
En el libro "Árboles singulares de Euskadi", editado en el año 1990, se dice que la encina de Artziniega tiene 25 metros de altura y un perímetro del tronco de 8,60 metros a 40 centímetros del suelo. Antes que el Santuario de Nuestra Señora de la Encina de Artziniega, aquí se construyó una ermita en los siglos XI o XII que quedó destruida por un incendio. El actual Santuario se erigió en el mismo lugar en el siglo XV.
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