Al pie del pueblo de Aloria, municipio de Amurrio (Araba), entre los años 1989 y 1999 el historiador Juan José Cepeda dirigió la excavación de un yacimiento arqueológico romano asentado sobre otro de la Edad del Hierro con restos de ocupación entre los siglos II a.C. y V d.C, pero es en el siglo I d.C. cuando construyeron una docena de recintos a ambos lados de un camino pavimentado con cantos. Se trata de establos, almacenes y un taller de forja edificados con piedra en los zócalos, sobre los que levantaron paredes de tapial y adobe, con cubiertas de materia vegetal reforzado con delgadas lajas calizas apoyadas sobre pies de madera. Durante la excavación se recuperaron numerosos fragmentos cerámicos de terra sigillata procedente del Valle del Ebro, objetos de hueso, piedra y otros metálicos utilizados en la vestimenta y en las actividades productivas. También se recuperaron numerosas monedas de entre mediados del siglo II d.C. y principios del siglo III d.C. Se dedicaron a la ganadería, a la forja del hierro (dos de los recintos tienen abundante escoria de hierro junto a los restos de varios hogares y pequeños hornos utilizados para el afinado y forja del metal). En la fotografía, la parcela bajo cuya cubierta se encuentran los restos del poblado romano.
A finales de diciembre del año 1997, durante la instalación de unas tuberías para agua, el arqueólogo José Antonio Ocharan Larrondo descubrió en el paraje de Andagoste, cerca del pueblo de Jokano, municipio de Cuartango (Araba), a unos 15 kilómetros de distancia del Aloria, los restos de una gran batalla entre las tribus indígenas y los romanos. Se han recuperado 115 piezas de plomo de 30-50 gramos que los indígenas lanzaban con honda y que podían resultar mortales. Por las monedas romanas halladas en el lugar, se sabe que la batalla tuvo lugar en el año 38 a.C., con un margen de error de 2 o 3 años. Es decir, la batalla se produjo unos 9 años antes del inicio de la Guerras Cántabras (29 a.C.-19 a.C.). A poco más de 13 kilómetros de Aloria, en lo alto del monte Perigaña (628 m), municipio de Ayala (Araba), el sacerdote Félix Murga descubrió en el año 1979 un poblado de la Edad del Hierro con dos murallas defensivas, una de 220 metros y la otra de 440 metros, donde se recuperaron 335 fragmentos de cerámicas modeladas y torneadas, 6 objetos metálicos de hierro y un fragmento de escoria de hierro. A poco más de 7 kilómetros de Aloria, en lo alto del monte Babio (582 m), municipio de Ayala (Araba), Félix Murga descubrió en el año 1982 otro poblado de la Edad del Hierro con dos murallas defensivas, una de 234 metros y la otra de 560 metros. En la fotografía, el estado actual del yacimiento arqueológico.
Si en el curso alto del río Nervión se han encontrado los poblados de la Edad del Hierro de Aloria, Perigaña y Babio, en su curso bajo, se encuentra otro poblado de la Edad del Hierro, también en lo alto de un monte y rodeado de murallas defensivas. Estos poblados son denominados castros y son propios de las tribus indoeuropeas celtas con los se enfrentaron los romanos durante la conquista de la Península Ibérica entre los años 218 a.C. y 19 a.C., cuando, tras los 10 años de las Guerras Cántabras, Hispania quedó integrada en el Imperio Romano. Estrabón en su Geografía se refirió a estas tribus de la siguiente manera: "Así viven estos montañeses, que como dije, son los que habitan en el lado septentrional de Iberia: es decir, los galaicos, astures y cántabros hasta los vascones y el Pirineo, todos los cuales tienen el mismo modo de vivir...". Las tribus que encontraron los romanos entre los Cántabros y los Vascones fueron los Autrigones entre los ríos Asón y Nervión, los Caristios entre el Nervión y el Deba y los Várdulos entre el Deba y el Leizarán. En la fotografía, el castro de Malmasín, municipio de Arrigorriaga (Bizkaia), visto desde el monte Pastorekorta.
El historiador Martín Almagro Gorbea, de madre ayalesa, catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, en su Lección de Ingreso como Amigo de Número en la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, leída el día 24 de junio de 2008 con el título de Los orígenes de los vascos puede leerse: "Pero, con exclusión de los Vascones que parecen haber vivido hacia el Pirineo Occidental y, probablemente en Aquitania, el resto eran pueblos de cultura y lengua célticas...a partir del siglo I d.C. la romanización se había afirmado por todas estas tierras septentrionales de la Península Ibérica,...indicio evidente de la profunda romanización de Autrigones y Caristios, quienes, junto a los Várdulos, eran celtas que constituían la población del País Vasco...". Recomendamos la lectura de Reconstrucción paleogeográfica de autrigones, caristios y várdulos, publicado en la revista Complutum en el año 1992, obra de Juan Santos Yanguas, catedrático de Historia Antigua de la Universidad del País Vasco, y las investigadoras Estíbaliz Ortiz de Urbina Álava y Amaia Emborujo Salgado. Joaquín Gorrochategui Churruca, catedrático de Lingüística Indoeuropea de la Universidad del País Vasco en su artículo Vasco antiguo: Algunas cuestiones de geografía e historia lingüísticas, publicado en el año 2009 en la revista Palaeohispanica, dice: "Me parece que está totalmente admitida la idea de que el núcleo territorial del vasco antiguo, comprobado por abundantes datos onomásticos de nítida claridad, se encuentra en los sectores central y occidental de la vertiente septentrional de los Pirineos, bajo la forma que denominamos aquitano" y "al sur de los Pirineos, especialmente en el territorio propiamente vascón...Se vuelve de esta forma, en parte, a la idea tradicional, que siempre ha identificado al vascuence con la lengua propia de los Vascones...Quedan abiertos, sin embargo, muchos puntos interesantes que afectan a la verdadera extensión, intensidad y cronología de la presencia de la lengua vasca al sur de los Pirineos, así como a su incidencia en la formación de la etnicidad vascona...Aunque tradicionalmente el País Vasco ha sido considerado como parte integrante del ámbito éuscaro, hay argumentos de relieve que apuntan a una vinculación más estrecha con zonas indoeuropeas de la Meseta Norte, en especial la mayoría de la toponimia várdula y caristia transmitida por las fuentes clásicas, así como la antroponimia de Álava y de la merindad de Estella (Navarra) ". En la fotografía, otra vista del castro de Malmasín, municipio de Arrigorriaga (Bizkaia), visto desde el monte Pastorekorta.
Conferencia de Martín Almagro Gorbea.
Respecto al intento de falsificar la historia mediante grabados en euskera sobre fragmentos de cerámica de la ciudad romana de Iruña-Veleia, véanse el Dictamen de Isabel Velázquez, catedrática de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid, el Dictamen de Joaquín Gorrochategui, catedrático de Lingüística Indoeuropea de la Universidad del País Vasco, el Informe de Joseba A. Lakarra, catedrático de Filología Vasca de la Universidad del País Vasco, y el Informe de Pilar Ciprés Torres y Juan Santos Yanguas, el segundo es catedrático de Historia Antigua de la Universidad del País Vasco. A pesar de estos dictámenes e informes, los arqueólogos Idoia Filloy Nieva y Eliseo Gil Zubillaga mantienen la idea de que los grafitos son auténticos y no una falsificación; véase su informe "Los graffiti en euskera de Iruña/Veleia". A nadie se le escapa la trascendencia histórica y política del presunto descubrimiento de textos en euskera escritos hace 2.000 años en el territorio de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Sin duda, un nuevo intento de "reescribir" la Historia. Esta vez grabando frases y palabras en euskera en 65 fragmentos de auténtica cerámica romana. En la imagen, la parcela donde se encuentra la ciudad romana de Aloria.
3 comentarios:
Una sensación muy especial nos recorre en estos lugares, como si un invisible lazo nos ligase aún a los que fuimos en el pasado. Abrazos.
No lo podría decir mejor, Salomé.
Curiosamente, la genetica actual de los descendientes de estos habitantes de la Cuenca del Nervion los identifica como parientes del resto de los pueblos del Norte en su mayoria y ya algo menos o mas reducidamente directamente emparentados geneticamente a Celtas insulares y del Oeste galo, lo cual por estudios comparativos sobre sus ceramicas, metalurgia y orfebreria en zonas conocidas como autrigonas y bardulas, los muestra culturalmente conectados a la franja atlantica Francesa del bajo Loira y peninsula bretona desde antes de los siglos del Hierro "celtico" propiamente, durante el llamado Bronce atlantico, en contactos y lazos continuos de muchos mas siglos. A pesar de la llegada a mediados del milenio previo a nuestra Era, periodos del Hallstatt tardio o de La Tene temprano, de Celtas de allende los Pirineos y hasta desde mas alla del mismisimo Rhin, hacia la meseta y Aragon, y su influencia consiguiente desde el alto Ebro. Estos pueblos mixtos entre Celtas o pre-celtas y los ibericos anteriores a ellos, tuvieron al igual que siglos despues tras los romanos sus lazos culturales y geneticos orientados en eje hacia el Atlantico del Golfo de Bizcaya que hacia el Pirineo, Aquitania o el Alto Ebro, ocupado por Celtas o propios Celtiberos de diferente origen y orientacion subcultural, quizas linguisticamente tambien, ademas de los vecinos vascones obviamente.
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