Por sus valores naturales, principalmente por las poblaciones reproductoras de aves rapaces y chovas en sus cantiles, Sierra Sálvada forma parte de la Red Natura 2000, la red de espacios naturales de la Unión Europea creada para proteger la biodiversidad europea. Previamente, la Sociedad Española de Ornitología (SEO) la declaró Área Importante para las Aves (IBA, su acrónimo en inglés), con el nombre de La Losa-Orduña (Sierra Sálvada). A continuación, la Unión Europea presionó a varios Estados, incluido el Reino de España, para que declarasen Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Ante la necesidad de una respuesta rápida que evitase expedientes sancionadores, y con el precedente del iniciado por no proteger las cántabras Marismas de Santoña, las distintas comunidades autónomas elaboraron listados en los que incluyeron sus espacios naturales protegidos y muchas de las IBA declaradas por la SEO. En su día, el Gobierno Vasco decidió que Sierra Sálvada fuera ZEPA, aproximadamente con los mismos límites del IBA de la SEO. En ese momento el Gobierno Vasco declaró un total de 6 ZEPA. Más tarde, la Unión Europea decidió incluir todas las ZEPA en la Red Natura 2000. Así, sin que haya existido nunca una voluntad real por parte del Gobierno Vasco de proteger Sierra Sálvada de proyectos industriales como los parques eólicos o las canteras, a día de hoy puede decirse que Sierra Sálvada está protegida, a pesar de los intereses económicos y el poder fáctico de las empresas energéticas y cementeras de esta plutocracia que nos subyuga. Desde el 30 de marzo de 2010 quedan incluidos como espacios naturales protegidos todos los incluidos en la Red Natura 2000 según la Ley 1/2010, que modifica la Ley de Conservación de la Naturaleza del País Vasco. En contra de los proyectos de los parques eólicos que se pretendían construir en Sierra Sálvada escribí el artículo de opinión "Cuando los molinos son gigantes", publicado en la revista Quercus en el año 1997 e "Impacto de los parques eólicos sobre las aves en Sierra Sálvada", publicado en la revista Biológica en el año 1998.
No hay comentarios:
Publicar un comentario