22 de abril de 2015

El Raposero

El alimañero es una figura histórica muy antigua. Su labor ha sido legislada desde la Edad Media para beneficio y salvaguarda de los bienes de los ganaderos y agricultores. Desde entonces y hasta el año 1970 en España se les ha premiado, sobre todo cuando capturaban lobos, osos, linces o zorros. Sólo cuando a finales del siglo XIX la caza recreativa se convirtió en negocio, la captura de otras especies comenzó también a premiarse. Es decir, cualquier especie que tuviera a la perdiz o al conejo en su dieta pasó a considerarse alimaña, lo que incluía una larga lista de mamíferos carnívoros y de aves rapaces y córvidos. La Real Orden de 7 de julio de 1915, vigente hasta su derogación por la Ley de Caza de 1970, estableció las recompensas que los ayuntamientos debían abonar a los alimañeros. En la fotografía, el alimañero Francisco Zubeldia "el raposero". Esta fotografía la conserva el pastor Pepín Elejalde en la Venta Fría de Lendoño Goikoa, municipio de Orduña (Bizkaia). Apareció publicada en nuestro libro "Pastoreo en Sierra Salvada", editado en el año 2014 por nuestra Asociación Salvagoro.
En el citado libro se puede leer "Patxi El Raposero, fue contratado por los pastores para que ejerciera su oficio en la sierra durante unos 20 años y su presencia dejó una gran huella entre los pastores...Venía en invierno desde Zaldibia en Gipuzkoa, donde nació en 1894, y se hospedaba en la Venta Fría de Lendoño de Arriba o en Madaria, en casa de Daniel Albisua. Cada pastor le pagaba según el número de ovejas que tenía. Unas veces cobraba en ovejas y otras en dinero. Así, un año en Gorbea, en el que le contrataron 160 pastores, cobró una cordera de año de cada pastor con más de 100 ovejas, 10 duros de los que tenían menos de 100 ovejas y los de menos de 50 ovejas pagaron 25 pesetas. Este contrato lo renovó durante 15 años. Dedicado a esta labor desde los ocho años, aprendió el oficio de su padre que lo había aprendido a su vez del suyo. Desarrolló su labor en las provincias cercanas a Gipuzkoa: valle de Mena, Sierra Salvada, el Gorbea, la Sierra de Urbía o el Aizkorri. Él también enseñó a su hijo la profesión, pero este prefirió ir a trabajar a una fábrica". En esta fotografía, tomada el 14 de octubre de 2006, se ve Venta Fría al pie del monte Iturrigorri.
"Para matar los raposos, El Raposero preparaba unas píldoras de sebo en una sartén, deshacía un trozo de sebo y luego lo dejaba enfriar, a continuación lo partía en unos trozos de tamaño un poco menor que una aceituna. Dentro metía el veneno (estrictina). Esta cápsula la introducía en un trozo de carne y la llevaba a la sierra para colocarla en lugares estratégicos. También hacía otra mezcla con harina, espinas de merluza y otros alimentos que atraen a los raposos. El veneno se ponía al atardecer, después de avisar a los pastores de que ataran a los perros. Se colocaba el veneno en los lugares donde los raposos dejaban sus marcas. Esto se notaba porque el berozo (brezo) y la hierba estaban más verdes y por la presencia de sus excrementos. El trozo de carne envenenado lo enterraba en el suelo y atraía al raposo con desechos de oveja u otros animales que llevaba a rastras detrás suyo o untado en las suelas del calzado. A primera hora de la mañana acudía a comprobar si el raposo había comido la carne o no. En caso de no haberla comido, la retiraba. Si el raposo comía el veneno, no tardaba mucho en morir, pero en ocasiones, a pesar de morder la carne, la dejaba al notar algo raro...Según sus cálculos habría matado más de 3.000 raposos en los 40 años dedicados a esta labor". En la fotografía, un Zorro (Vulpes vulpes) silvestre.
"Cuando se trataba de matar lobos, el procedimiento era distinto. En este caso, El Raposero preparaba unos tubitos con ramas finas de saúco (Sambucus nigra) de unos seis centímetros de largo y dentro metía el veneno (estrictina). Con estos tubos hacía un collar que se lo ponía a unas ovejas que se dejaban sueltas por la noche para que las atacara el lobo. El lobo, que casi siempre muerde en el cuello al atacar a una presa, rompía las ramas y se envenenaba. En los años que actuó en Sierra Salvada mató 2 lobos, uno que había matado 25 ovejas en Salmantón y otro que campeaba en los alrededores de la Virgen de La Antigua". La estrictina es un alcaloide obtenido de las semillas del árbol de la nuez vómica (Strychnos nux-vomica), originario de los bosques tropicales del Sudeste Asiático. En Europa comenzó a usarse como veneno para matar animales en el siglo XVII. Consiguieron sintetizarla en laboratorio a principios del siglo XIX. En la fotografía, diversos cepos conservados en el Museo de Orozko.
En el año 1953 el gobierno de Franco creó las Juntas Provinciales de Extinción Animales Dañinos y Protección a la Caza y Pesca Fluvial, que se debían constituir en todas las provincia españolas según el Decreto de 11 de agosto de 1953 del Ministerio de Agricultura. Los gastos que originaba y las indemnizaciones que otorgaba se financiaban con los fondos aportados obligatoriamente por cada Ayuntamiento y con los donativos de particulares, generalmente grandes terratenientes, agrupaciones de ganaderos y otros. Aunque el Decreto establecía la obligatoriedad de constituir Juntas en todas las provincias, tan sólo fueron efectivas en veinte y no todas actuaron desde el primer año. En ninguna de las provincias vascas se llegó a constituir ninguna Junta de Extinción. Donde se constituyeron, continuaron con su labor hasta el año 1961, año en que sus funciones fueron asumidas por los Gobiernos Civiles de cada provincia, que siguieron concediendo en la siguiente década autorizaciones administrativas para el uso de venenos y lazos, y para la realización de batidas contra las llamadas alimañas en los cotos de caza. Esta práctica desapareció con el reglamento de caza de 1971 y con el Decreto de 1973 que protegía varias especies. Esto fue posible gracias a la actuación decidida de Félix Rodríguez de la Fuente en contra de las Juntas de Extinción y en favor de la protección de la fauna silvestre, en especial las aves rapaces. En la fotografía, yo en un restaurante de Antequera (Málaga) el 22 de julio de 2010.

3 comentarios:

Oscar Carazo dijo...

Estupenda entrada Juanma, como siempre un gustazo leerla. Hace un par de meses creo que coincidi con el pastor que nombras en Lendoño de abajo, una conversación muy muy interesante, sobre lobo y aguila real.

Un saludo

Edu dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada, y sobre todo la primera foto, es muy impactante! y me surgen algunas dudas en torno a la caza en tiempos pasados sobre las Juntas de Extinción en las provincias vascas, a ver si me las puedes responder:
- Si se sabe por qué no se crearon aquí (igual era porque no se creían necesarias, igual había algún tipo de oposición, etc...)
- Si a pesar de que no hubiese esas Juntas se llevaba algún tipo de contabilidad sobre los animales cazados en la zona.
- Si el hecho de no tener Juntas limitó la incidencia de la caza sobre las especies en relación a otras provincias como Cantabria, donde sí la había.
Un saludooo!!


Juan Manuel Pérez de Ana dijo...

Ya me gustaría saber eso que me preguntas, Edu. Ahí hay un tema para una investigación de tipo histórico.