10 de mayo de 2019

Bucardo y Cabra montés en Bizkaia hace 11.000 años

Los autores del artículo "Unraveling the genetic history of the Europan wild goats", publicado en el volumen 185 de la revista Quaternary Science Reviews, analizan el parecido genético entre las especies del género Capra en Europa. Comparan el genoma actual con el antiguo recogido en varios yacimientos paleontológicos. La traducción de su resumen es el siguiente: "La historia de la población de la cabra montés ibérica y el íbice alpino ha estado estrechamente relacionada con la de los humanos desde el Paleolítico. Los estudios moleculares y paleontológicos actuales difieren sustancialmente en el origen filogenético de las cabras salvajes europeas, posiblemente debido a la pérdida de variación genética a lo largo del tiempo. Investigamos la relación filogenética entre el íbice alpino (Capra ibex) y la cabra montés ibérica (Capra pyrenaica), incluyendo diferentes subespecies de cabra montés ibérica mediante la aplicación de técnicas de ADN antiguo combinadas con tecnologías de Secuenciación de Nueva Generación. Analizamos el gen del citocromo b del genoma mitocondrial en 33 cabras salvajes europeas antiguas y modernas de España y Francia, junto con la información genética publicada disponible de las cabras salvajes modernas. Este trabajo descubre por primera vez la información genética antigua de la cabra montés ibérica y el íbice alpino, que abarca un rango de tiempo desde aproximadamente 40.000 años hasta el presente. Nuestros resultados sugieren la continuidad genética entre las poblaciones antiguas y modernas e indican un origen monofilético del íbice alpino y la cabra montés ibérica en comparación con otras especies de Capra. La monofilia de ambas especies está de acuerdo con otros estudios moleculares basados ​​únicamente en poblaciones modernas, por lo tanto, apoya la migración de una sola población de cabras salvajes a Europa occidental seguida de una posible especiación alopátrica. Observamos tres grandes clados de cabras salvajes en Europa occidental: Capra ibexCapra pyrenaica pyrenaica y el grupo que contiene las subespecies Capra pyrenaica hispanica y Capra pyrenaica victoriae. Esta estructura genética reconoce la peculiaridad del bucardo (C. p. pyrenaica) del resto de cabras salvajes ibéricas y, por lo tanto, respalda la idea de que este grupo es una Unidad Evolutiva Significativa. El tiempo de divergencia estimado aquí indica una división casi contemporánea entre los tres clados hace 50.000-90.000 años". En la fotografía un macho de Íbice alpino (Capra ibex) en el paraje de Furggen, cerca de la localidad de Grächen, cantón de Valais (Suiza), el 15 de agosto de 2015.
En la fotografía, un macho de Cabra montés ibérica (Capra pyrenaica subsp. victoriae) en el camino del Prado de las Pozas al Risco de los Barrerones, municipio de Navalperal de Tormes (Ávila) el 19 de julio de 2015. En el País Vasco convivieron el extinto bucardo (Capra pyrenaica subsp. pyrenaica) y la cabra montés ibérica (Capra pyrenaica subsp. indet.) hace unos 10.000 años. Los autores del citado artículo han identificado y datado varios ejemplares de las cuevas de Bolinkoba (Abadiño), Arlanpe (Lemoa) y Urratxa (Orozko). 

Cabra montés ibérica
  1. Urratxa 11.000 años
  2. Urratxa 13.500 años
Bucardo
  1. Arlanpe 19.000 años
  2. Arlanpe 20.000 años
  3. Arlanpe 33.500 años
  4. Bolinkoba 9.500 años
Estos son los dibujos que hizo Ángel Cabrera de las subespecies de Cabra montés en las páginas 312 y 313 de su libro "Fauna ibérica. Mamíferos", de 1914.
En la fotografía un macho de Cabra montés ibérica (Capra pyrenaica subsp. hispanica) en el paraje de La Caldera, municipio de Capileira (Granada), el 15 de julio de 2011.
En la fotografía un macho de Íbice de los Alpes (Capra ibex) en el paraje de Furggen, cerca de la localidad de Grächen, cantón de Valais (Suiza), el 15 de agosto de 2015.
Otro ejemplar fotografiado en el mismo lugar el mismo día.

Bolinkoba

En la fotografía la localización de la cueva de Bolinkoba. Se encuentra a 330 metros de altitud en la ladera orientada al este del monte Untzillatx, cerca de Mendiola, municipio de Abadiño (Bizkaia), en el desfiladero de Atxarte. Una enorme hiedra tapiza la roca sobre la cueva.
La boca de la cueva tiene unos 3 m de altura y 2,5 m de anchura y la galería tiene una longitud de 9 m, donde se abre en una sala ovalada de 5 m de longitud y 7 m de anchura, donde se practicó la excavación principal. El frente de la cantera Atxarte llegó hasta unos 15 metros de la entrada la cueva y las voladuras durante sus 40 años de actividad fisuraron el techo de la cueva. La Diputación Foral de Bizkaia declaró extinguida su licencia de explotación el 31 de octubre de 1991, ordenando la paralización de su labor extractiva, aunque las instalaciones de la cementera siguieron funcionando hasta 1995. Numerosas visitas incontroladas han dejado grafittis y residuos de todo tipo.  
Actualmente la cueva está cerrada mediante una verja. La cepa de le enorme hiedra que tapiza la roca sobre la cueva arraiga en su boca. Hasta su verjado, un rebaño de cabras degradaba el yacimiento de la galería durante la excavación.
Bolinkoba se encuentra dentro del Parque Natural de Urkiola. Pinchad en la imagen para verla más grande.

Arlanpe

La cueva de Arlanpe se encuentra en el monte Pagotxueta, municipio de Lemoa (Bizkaia). Desde su entrada se observa un ensanchamiento del valle del río Arratia en la confluencia con el Ibaizabal. En su interior se ha excavado un yacimiento arqueológico durante las campañas 2006-2010. En la fotografía, del 12 de diciembre de 2013, la boca enrejada de la cueva de Arlanpe, cerca del caserío del mismo nombre, municipio de Lemoa (Bizkaia).
El yacimiento arqueológico fue descubierto en el año 1961 por los espeleólogos Xabier Zumalde e Ignacio Espinosa, miembros del Alegría Club de Amorebieta. José Miguel de Barandiarán estudió unos pocos materiales recuperados en una cata de la entrada y los definió como "de aspecto inferopaleolítico", el único conocido del Paleolítico Inferior en Bizkaia. Después de un largo período en el olvido, en 2006 se evaluó su interés arqueológico mediante unos sondeos, y desde el año 2007 fue objeto de un proyecto de investigación bajo la dirección de Joseba Ríos Garaizar, que me facilitó al artículo arriba señalado. Tomé esta fotografía el 12 de diciembre de 2013 desde cerca de Galdariats, municipio de Lemoa (Bizkaia). La entrada de la cueva se encuentra dentro de la circunferencia negra.
En la fotografía el interior excavado de la cueva de Arlanpe, municipio de Lemoa (Bizkaia), el 12 de diciembre de 2013.
Se recuperaron un total de 3.476 restos óseos. De ellos, 40 de Cabra montés (Capra pyrenaica). Durante la excavación arqueológica encontraron un esqueleto parcial de una cabra montés y restos óseos de un segundo ejemplar. Su datación por C14 dio una fecha de unos 17.000 BP, en un período de transición entre el Solutrense Superior y el Magdaleniense Inferior. En la fotografía, del 15 de julio de 2011, un macho de cabra montés en la base del monte Mulhacén, municipio de Capileira (Granada).

Urratxa

En la fotografía peña Urratxa (Orozko).

Pedro Castaños identificó 2.186 restos óseos de mamíferos de 63 animales salvajes y 10 domésticos. Aproximadamente la mitad, en concreto 1.099, se correspondieron con 11 adultos y 5 juveniles de Cabra montés (Capra pyrenaica). En la fotografía la cueva de Urratxa III.
En la fotografía la cueva de Urratxa III.
En la fotografía la cueva de Urratxa III.
El 6 de enero del año 2000 encontraron a Celia, rebautizada como Laña, por su gusto por comer en los prados subalpinos conocidos localmente con ese nombre. Apareció muerta bajo un tronco que fue a caer sobre ella. Laña había sido capturada el 20 de abril de 1999, cuando ya se sabía que era el último bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica) y le habían colocado un collar emisor. Allí se extinguió esta subespecie, genéticamente a mitad de camino entre el resto de las subespecies de Cabra montés y el Íbice de los Alpes. Su cuerpo disecado está expuesto al público en el centro de interpretación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en Torla, donde tomé esta fotografía el 25 de julio de 2018. Hace 34 años, en 1984, cuando tenía 14 años, las buscamos unos amigos de Sestao y yo en la Faja de Pelay, cuando se estimaba que quedaban unos 30 ejemplares, aunque el máximo de bucardos vistos juntos por entonces fue de 16, todos en esa parte de la cara norte del valle de Ordesa. No tuvimos la suerte de ver ninguna. Ahora ya es demasiado tarde para mi y para todos. Han intentado su clonación e incluso llegó a nacer una cría que murió.
 Fuente: Centro de Interpretación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en Torla.
Fuente: Centro de Interpretación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en Torla.

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