Las grandes nevadas provocan la selección de las especies y los ejemplares de árboles más adaptados a los rigores invernales. Especies originarias de zonas con climas benignos durante el invierno están poco adaptadas a las nevadas y los vientos intensos, comunes en las montañas vascas. Ramas rotas y árboles derribados son el resultado de las nevadas y el viento intenso, sobre todo en el caso de los pinos de Monterrey (Pinus radiata) y los eucaliptos, mal adaptados a nuestro clima.
También las especies autóctonas, bien adaptadas al clima local, sufren una selección de sus ejemplares por la que los árboles inclinados o los debilitados por alguna plaga o enfermedad son susceptibles de acabar derribados sobre el suelo. En el caso de las hayas de la fotografía, derribadas sobre el camino carretero que sube desde la ciudad de Orduña hasta el Valle de Losa, seguramente son varios los factores que han provocado su derribo. Entre ellos, el descalce parcial sufrido en sus raíces al encontrarse en el talud de la pista.
Este año hay leña de sobra en los montes a pie de pista en Orduña para las suertes anuales de leña, tan dañinas para la reproducción de las aves forestales catalogadas como amenazadas por realizarse dentro de su época de reproducción.
Tomé estas fotografías en el viejo camino carretero del Txarlazo, municipio de Orduña (Bizkaia), el 16 de febrero de 2013, entre nevada y nevada.
Casualidad que estuve hace poco por allí y observé lo mismo. Podrían dejar algun tronco viejo para que forme parte del ecosistema, aunque dudo que la gente del pueblo comparta esta opinión.
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