18 de marzo de 2015

Los orígenes de la ciudad de Orduña

La primera mención de la ciudad de Orduña/Urduña (Bizkaia) se la debemos al Rey de Asturias Alfonso III (c. 852-910) que en el Códice de Roda, terminado hacia el año 883, dejó escrito el nombre de "Urdania". Poco más se sabe de ella hasta que Lope Díaz de Haro fundó la ciudad de Orduña poco después de que se la entregara el rey de Castilla como regalo al casarse con su hermanastra. Lope Díaz de Haro "Cabeza Brava" (c. 1170-1236), sexto Señor de Vizcaya, combatió junto con su padre en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), cuando las tropas de los reyes cristianos Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra derrotaron al ejército numéricamente superior del califa almohade Muhammad an-Nasir en las inmediaciones de la localidad de Santa Elena (Jaén). Cuando en 1214 murió Alfonso VIII de Castilla, dejó como heredero a Enrique I de Castilla, que tenía 10 años. Álvaro Nuñez de Lara se apoderó de la regencia, enfrentándose a la hermana del nuevo rey, Berenguela de Castilla, a quien apoyaba Lope Díaz de Haro. En 1217 murió el rey accidentalmente, pasando a ocupar el trono su hermana, que lo delegó en su hijo Fernando III de Castilla. El apoyo de Lope Díaz de Haro fue premiado con el cargo de Alférez del rey y el matrimonio con Urraca Alfonso de León, hija de Alfonso IX de León y hermanastra de Fernando III.
Fernando III de Castilla donó Orduña, junto con Valmaseda, a su hermanastra Urraca cuando se casó con Lope Díaz de Haro, que fundó la ciudad de Orduña en el año 1229. Su Carta Puebla dice: "...yo Lope Díaz de Haro a una con mi muger Urraca e hijos con animo gustoso, y espontanea voluntad hago esta carta de donación, concesión y estabilidad que hade prevalecer perpetuamente a bos el Concejo de Orduña presente y futuro; buelbo a decir dono y concedo a bosotros el fuero de Vitoria..." La fundación de la ciudad de Orduña coincidió en el tiempo con un aumento de la población de Europa occidental que generó la roturación de nuevas tierras y el auge de una actividad comercial que, en palabras de Julio Caro Baroja, irá acompañada de "un verdadero plan de urbanización y de construcción de vías que unan la costa con el interior: con Álava y Castilla".
Diego López III de Haro (m. 1254), séptimo señor de Vizcaya, permaneció fiel a su tío, el rey Fernando III de Castilla, pero durante el reinado de su primo Alfonso X el Sabio, ejerció su derecho como señor feudal a negar obediencia al rey de Castilla y otorgársela al rey de Navarra. Alfonso X le arrebató Orduña y la volvió a dotar en 1256 del Fuero de Vitoria. Mi amigo José Ignacio Salazar Arechalde dio a conocer en su libro "La comunidad de Aldeas de Orduña. La Junta de Ruzabal (siglos XV-XIX)", editado por el Ayuntamiento de Orduña en 1989, el "Privilegio dado a Orduña por Alfonso X concediendo el monopolio del tráfico mercantil en una amplia comarca", del 5 de octubre de 1257 y conservado en el Archivo Municipal de Orduña. Este privilegio fue ratificado por los sucesivos reyes de Castilla: Sancho IV (1288), Alfonso XI  (1325) y Juan II (1429).
Así, a pesar de la barrera geográfica que suponía Sierra Sálvada, "la más áspera y fragosa peña del reino" según escribió Andrés de Poza en su libro "Antigua lengua de las Españas", publicado en Bilbao en 1587, la ciudad de Orduña quedó integrada en una red viaria que facilitó la comunicación entre el interior peninsular y la costa cantábrica, otorgándole el monopolio del tráfico mercantil entre las villas del Valle del Ebro (Vitoria, Salinas de Añana, Logroño, Nájera, Santo Domingo de la Calzada, Miranda de Ebro, Puente Larrá) y la costa cantábrica (Castro Urdiales), "porque quiero que la villa de Horduna se pueble bien e los hombres que allí moraren sean más ricos e mas abonados e me puedan mejor facer servicio...".
A través de la ciudad de Orduña se transportaba grano de cereal y otros productos agrícolas desde el Valle del Ebro a la deficitaria cornisa cantábrica. Y desde los puertos del Cantábrico partían las naves hacia Flandes con la demandada lana castellana a través de lo que han llamado las "rutas de la lana". La estratégica situación geográfica de Orduña, a mitad de camino entre las villas del Valle del Ebro y la Meseta castellana por un lado y los puertos del Cantábrico por el otro, hará que, además de los reyes de Castilla, estén interesados en su control tanto los señores de Vizcaya como los de Ayala.

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