26 de junio de 2020

Conejo

El Conejo (Oryctolagus cuniculus) fue introducido en Orduña (Bizkaia) por cazadores locales que trajeron un grupo de estos lagomorfos procedentes de Palencia y los soltaron en los parajes de San Pelayo y Montaleón con el propósito de generar una población susceptible de soportar aprovechamiento cinegético. A lo largo de estos últimos años he detectado gran variación en el número de individuos según los años. Tomé esta fotografía en Montaleón, muncipio de Orduña (Bizkaia), el 2 de mayo de 2012.
Como puede leerse en el capítulo "The declines of the Wild rabbit (Oryctolagus cuniculus) and the Iberian lynx (Lynx pardinus) in Spain: redirecting conservation efforts" en el libro Handbook of Nature Conservation: Global, Enviromental and Economic Issues, el conejo es una especie endémica de la Península Ibérica que juega un papel fundamental en el ecosistema mediterráneo: con su incesante actividad crea y mantiene el paisaje, y muchos depredadores han llegado a depender totalmente de él. Pero esta especie imprescindible está en declive: un reciente estudio ha puesto de manifiesto que la abundancia de conejo ha disminuido un 55% en tres décadas, debido a varios factores que interactúan entre sí. La destrucción del hábitat, la intensificación agrícola, el abandono de tierras, el uso masivo de plaguicidas, la construcción de infraestructuras y la persecución directa para proteger los cultivos diezmó seguramente muchas poblaciones. En esta fotografía, tomada en el mismo lugar y en la misma fecha, se aprecia la muda de un pelaje más largo y claro a otro más corto y oscuro.
Además, las epidemias de mixomatosis (ver la fotografía) y enfermedad hemorrágica supusieron una catástrofe para el conejo, que tuvo que seguir soportando sin embargo una excesiva presión cinegética y una competencia cada vez mayor con otros herbívoros. Es posible también que la eliminación de predadores pudiera favorecer la dispersión de las enfermedades y perjudicar la condición física de los individuos. No obstante, casi nada se ha hecho por su conservación. Según el Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos terrestres de España, el conejo está catalogado en España como "Vulnerable" y serían necesarias actuaciones que garanticen su recuperación y conservación, y con ello el mantenimiento del ecosistema mediterráneo. Los primeros testimonios históricos de la presencia del conejo en la Península Ibérica proceden de los fenicios, quienes, al llegar a sus costas hace unos 3.100 años, se sorprendieron por la enorme cantidad de estos mamíferos que pululaban por todas partes. Los conejos les recordaron a los damanes, que, como los conejos, viven en colonias y cavan madrigueras, y por este motivo llamaron a la región "אי שפנים", que significa "isla de los damanes". Este nombre, latinizado por los romanos, se convertiría en "Hispania". Los primeros problemas por daños causados por conejos de los que existe registro se plantearon en las islas Baleares. Según Estrabón (58 a. C.-20 d. C.), los colonos pidieron al Emperador Augusto que les enviara una legión romana para eliminar los conejos o que les dieran tierras en algún lugar donde no existiera semejante plaga. Recordemos que los fenicios procedían de la costa mediterránea de los actuales países de Siria y Líbano, donde no hay conejos, pero sí damanes (Procavia capensis).
En la fotografía, un Damán en el Parque Nacional Table Mountain (Sudáfrica).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,
donde han catalogado el conejo como "Vulnerable"?

Alaitz

Juan Manuel Pérez de Ana dijo...

Hola Alaitz:

He puesto en la entrada un enlace al capítulo del conejo en el "Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos de España", editado por el Ministerio de Medio Ambiente-SECEM-SECEMU. He aprovechado para añadir un texto histórico sobre los conejos.

Anónimo dijo...

Eskerrik asko Juanma
Alaitz

Javier dijo...

Pues sí el conejo va a menos, no será dónde yo vivo. Los hay por doquier, no le afecta la mixomatosis (si les afecta, pero las poblaciones no se resienten) y se han convertido en una verdadera peste. Puede parecer algo bueno, ya que debido a ello las poblaciones de rapaces como el águila o el búho real se han duplicado y están tan saturadas que ya nidifican en los lugares más insospechados, como taludes ridículos, sotos fluviales, árboles aislados o incluso en el suelo. Pero ojo! la población tan exagerada de conejo ha provocado que se permita cazar durante todo el año, y así no hay quién salga al campo. Sí el lince se extingue por falta de conejos que suelten aquí un par de parejas, que ya ibamos a ver como medraban. Pero, claro, tampoco daría resultado pues se los cargarían a tiros, con lazos o veneno (el control de alimañas, sigue vigente).

Saludos.

Anónimo dijo...

De la incorporación del conejo en Orduña hace ya muchos años y creo saber, "creo" que no se ha vuelto a soltar mas desde entonces, ¿no tendrá también algo que ver la gran consanguinidad que imagino tendrá la especie?, lo pregunto dentro de la ignorancia.
gracias.

Juan Manuel Pérez de Ana dijo...

Hola:

Muchas introducciones o reintroducciones de animales se hacen mal por incluir, efectivamente, un número demasiado pequeño de ejemplares y con un mismo origen y, por lo tanto, con una escasa diversidad génica, que los ponen en riesgo de desaparecer debido a sucesos catastróficos o enfermedades a las que son más vulnerables por esa razón. Aparte, pero en paraledo, está el problema de que los animales empleados en las introducciones o reintroducciones siempre están un poco troquelados, y por tanto, con una reducida capacidad de huida ante el ser humano, lo que produce que acaben teniendo un comportamiento muy confiado con el ser humano y sus depredadores. Todo esto se sabe, pero parece que los gestores no han aprendido esto en donde hayan estudiado.